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Monumento a Onésimo Redondo en el cerro de San Cristóbal. / Á. S.
El alcalde es partidario de «no mover» los nombres franquistas de 15 calles y 4 barrios
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El alcalde es partidario de «no mover» los nombres franquistas de 15 calles y 4 barrios

La vicepresidenta del Gobierno matiza que la Ley de la Memoria será voluntaria y solo dará a las instituciones y particulares la potestad de retirar las denominaciones de la dictadura

J. SANZ

Viernes, 12 de octubre 2007, 02:56

La futura Ley de la Memoria Histórica podría haber dejado obsoletos los callejeros más recientes de la capital. Nada menos que quince calles y cuatro barriadas conservan los nombres impuestos durante la dictadura en conmemoración de algún acto -como el del 4 de marzo, un día de 1934 en el que se fusionaron oficialmente la Falange y las JONS- y, sobre todo, exaltando la figura de personajes clave en el transcurso de la Guerra Civil, al estilo de los Héroes del Alcázar, Joaquín García Morato o Rosario Pereda.

Podría darse la circunstancia de que los vallisoletanos vuelvan a pasear en fechas no muy lejanas por calles como la de los Molinos (denominación original de 1738 de la actual vía dedicada a José Antonio Primo de Rivera) o el paseo del Hospital Militar (actual García Morato en honor del aviador). Más difícil será denominar a vías de nueva creación en la etapa franquista y dedicadas a personajes como el General Solchaga, José Luis Arrese, Joaquín Velasco Martín o Pedro Muñoz Seca,...

Y así hasta completar un amplio listado de quince vías que en no pocas ocasiones han sufrido el 'ataque' de colectivos contrarios a mantener tales símbolos preconstitucionales. La palma, al margen del polémico monumento a Onésimo Redondo que preside el cerro de San Cristóbal, se la lleva la calle dedicada a Primo de Rivera, cuya placa de piedra adosada a la fachada de Correos fue retirada por miembros de la Plataforma por una Ley de la Memoria Histórica Justa y Digna el 20 de mayo. El Ayuntamiento tardó unos días en reponerla por una bastante más moderna de metal.

Pero si polémicos son algunos de estos nombres, la madre de todas las discordias da la bienvenida a los visitantes que acceden a la ciudad desde la carretera de Soria. Nadie, ni siquiera su propio titular -el Estado- sabe a ciencia cierta quién es el dueño del monumento en fase de descomposición -puede pertenecer a los ministerios de Fomento, Trabajo o Industria- y, menos aún, cuál va a ser su futuro real inmediato.

Sin embargo, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, matizó ayer que la ley tendrá carácter voluntario, y no obligatorio como se dijo en un principio, para las instituciones y particulares, lo que en la práctica apunta a que todo seguirá como está. De ser así, pueden estar tranquilos los vecinos de cuatro barriadas de la capital, y a buen seguro los del resto de calles con denominación franquista, en cuanto a que continuarán bajo sus nombres actuales después de que el alcalde, Francisco Javier León de la Riva, manifestara también ayer que él es «poco partidario de mover nombres de calles, ya que casi no he cambiado ninguna en estos doce años y creo que lo que hay que hacer con esas cosas es no menearlas».

Desconocimiento

El regidor, quien matizó previamente que no se quería pronunciar al respecto por desconocimiento del proyecto de ley, aseguró a renglón seguido que «lo mejor de la memoria histórica es que no la hubieran recuperado» y añadió que «la presión del Gobierno de Zapatero nos lleva a reabrir viejas heridas y frentes».

Es decir, que lo más probable es que el Cuatro de Marzo se quede como está, que el barrio Girón siga luciendo el nombre de José Antonio Girón (ministro de Trabajo entre 1941 y 1957) y que las barriadas de La Rondilla del 18 de julio (día del alzamiento) y de los XXV años de paz (en evidente conmemoración del triunfo nacional) mantengan tales fechas oficiales.

Críticas de PSOE e IU

Esto último sería una aberración a juicio del concejal de Izquierda Unida, Alfonso Sánchez de Castro, quien recordó que su partido reclama el cambio de denominación «desde la llegada de la democracia» y añadió que confía en que «la ley reconozca sin ambigüedades que estos nombres no pueden ser exaltados en el callejero», además de anunciar que «pediremos su inmediata retirada en cuanto la ley sea oficial».

La presidenta del Grupo Municipal socialista, Soraya Rodríguez, considera que «la retirada de símbolos y nombres franquistas es algo que no debería asustar a ningún demócrata -en alusión al alcalde-» y afirma que a ella sí que le gusta «mover cosas -en respuesta a las declaraciones del regidor- siempre que sea para mirar hacia adelante al tratarse de un periodo superado por la sociedad».

El Arzobispado, responsable de infinidad de iglesias de la provincia que mantienen placas en homenaje a los caídos, prefirió ayer guardar silencio a la espera de «valorar el proyecto de ley» que aún debe pasar por el Senado.

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